El Bahareque en Venezuela: Patrimonio Cultural tangible, legado de los pueblos indígenas y en peligro de extinción

De los grandes problemas que afronta la población venezolana, está el de la vivienda. Por tal motivo, desde el año 2010 el gobierno nacional inició un programa masivo de construcción de viviendas, principalmente en las áreas urbanas. La magnitud de la situación, con varios años de arrastre, aunado a que los habitantes que migraron de zonas rurales resolvieron parte de sus problemas con la autoconstrucción, dando muchas veces como resultados construcciones precarias en zonas de alto riesgos como márgenes de quebradas o zonas de deslaves, se ha incrementado.

Estas casas, llamadas despectivamente “ranchos”, fueron conformando el paisaje perimetral de grandes ciudades como Caracas, Valencia, Maracay, entre otras en lo que se llamaron “cinturones de miseria”. Sin embargo, quedaba demostrado el tesón popular para buscar soluciones a tan graves problemas.

Las humildes casas, eran construidas inicialmente de materiales como zinc, o bloques de ladrillos, frisados por la parte que daba al interior de la vivienda y pocas veces hacia el exterior, dando así una especie de marca local de la pobreza urbana.

El espacio de la ciudad se hizo pequeño para la construcción de nuevos edificios. Por ejemplo, en Caracas, en las zonas altas del Este y Sureste se construyeron atractivas casas quintas, cerca de ellas bien acabados edificios. Estas casas conformaron un paisaje atractivo, a diferencia del oeste y las carreteras que comunican con La Guaira y Caracas, donde predominan las construcciones amontonadas sin diseño urbano, sin calles, sin áreas recreativas ni  de servicios.

Al cambiar a las áreas rurales del país, aparte de las ciudades, se encuentran pueblos y caseríos donde aún permanecen casas de bahareque, barro o tierra pisada. Hasta el año 1960 –la industria del cemento inició en Venezuela en 1943-la mayoría de las casas en esos poblados eran de este estilo. Casas a dos aguas, muchas con techos de tejas, algunas con palmas. Las había, y hay edificadas con estilo “colonial”, o de esa época, dado su aguante antisísmico. Las había algo más endebles, realizadas con menos dedicación, pero se observa la iniciativa y la herencia del campesino y del indígena venezolano en la construcción en bahareque.

Sin embargo, la casa sencilla de barro fue calificada por los censos nacionales como “la más pobre de las pobres”. Así las respuestas censales a las preguntas “tipo de piso” o “material de construcción”, ubican en la última opción el barro y sus similares. Esta falsa percepción se arrastra aún en el Censo Nacional Digital de 2021. ¿Eran las casas de Ortíz, estado Guárico, construidas con estilo neoclásico, casas paupérrimas?´

La construcción en bahareque conserva el principio ancestral de la abundancia y cercanía del recurso natural: tierra, agua, paja, madera de rápida regeneración. Lo contrario a la arquitectura moderna y posmoderna que debe acudir al cemento y al hierro procesado escasos. 

La explosión del cemento, del hierro y del acero trajo consigo la aparición de grandes edificios en las ciudades y de políticas de sustitución de viviendas de bahareque por casas de bloque de cemento, vigas y techos de zinc. Esto fue precedido por una campaña contra el mal de chaga que alertaba a la población de que en los techos y paredes de las casas de barro se alojaba el chipo. No hubo la posibilidad de acompañar con tecnologías adecuadas a la ancestral técnica. 

Las nuevas casas de cemento y zinc además de pequeñas, sin espacio para crecer, eran calurosas y poco amigables para la vida familiar, a diferencias de las casas de barro o bahareque, cómodas, frescas en verano y cálidas en invierno.

Lamentablemente las casas de tecnologías ancestrales siguen cayendo, a pesar de que algunas de ellas son patrimonio cultural. Algunas veces, caen por abandono de sus dueños, por cambio de uso. Aunque detrás de esas caídas, está el desconocimiento de la población del valor cultural de ese patrimonio tangible. La desconexión del habitante del poblado con su identidad local, lo cual es precisamente la esencia del patrimonio cultural. 

El patrimonio cultural tangible que constituye el bahareque, legado de los pueblos indígenas y africanos tiene un peligro eminente de desaparecer en Venezuela, no obstante la existencia aún de personas conocedoras de esta tecnología puede relanzarlo para coadyuvar de una manera estética y segura a disminuir el problema de vivienda en Venezuela, en particular en las zonas rurales.

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